Partido Comunista (Marxista-Leninista) en la República Dominicana 

Las zonas francas o maquiladoras en la intensificación de la explotación del trabajo o la otra cara de la moneda

El movimiento del capital financiero o parasitario separado del capital productivo y hasta del capital bancario, en el sentido dialéctico que es una nueva categoría dominante, impulsado por la ley de la búsqueda de una cuota media de ganancias cada vez más elevada ha venido precipitando en el mundo capitalista graves crisis de producción y obligando al capital productivo a nuevas formas de producción para la revalorización del capital.

Con el desarrollo de las ciencias y las nuevas tecnologías, la internacionalización del capital financiero, pero bajo la hegemonía del imperialismo norteamericano, se han abierto objetivamente nuevas formas de explotación del trabajo asalariado, (del fordismo con su cadena de montaje a la "calidad total" y finalmente al "toyotismo" con equipos humanos complementarios a la cibernética y la robótica). Empero, en muchos países, especialmente en los llamados del Tercer Mundo, se sigue aplicando la clásica apropiación de la plusvalía en empresas de bajo capital orgánico, tecnologías primarias de producción y el pago de salarios a obreros que no pasan de los 60 centavos de dólar la hora y que producen grandes ganancias al capital capital productivo y por lo tanto al capital financiero.

….Es verdad que en los 7 grandes del norte se utiliza la cibernética y la robótica en la producción industrial más sofisticada, (producción de medios de producción) y en la industria automotriz; y que allí también la eficientización en la producción presionada por el capital financiero golpea a la clase obrera europea, nipona o americana obligándolos a una mayor productividad o mandándolos al paro forzoso en complicados procesos de reconversión que han liquidado millares de industrias y fuerzas productivas..

Pero al mismo tiempo, para la producción de manufacturas, se desarrolla la estrategia lanzada en las zonas francas o maquiladoras extendidas por todo el mundo bajo el control de esos mismos siete, pero con los Estados Unidos a la cabeza, país que apenas produce en su territorio el 18% de las manufacturas que consume. La estrategia ha sido la de implantar y expandir procesos de producción y revalorización del capital, basado en el incremento del número de trabajadores por un lado y por el otro una disminución del capital fijo pagando salarios extremadamente bajos y usando maquinarias simples.

En esas circunstancias, la subida de las ventas, manejos de divisas y ganancias de las industrias maquiladoras se basa entonces en la apropiación masiva de la plusvalía como nunca antes con la caída del salario real para la clase obrera en condiciones de una mayor intensificación de la jornada de trabajo, disciplina de trabajo y de gerencia administrativa.

En la República Dominicana, para poner un ejemplo, en el período comprendido entre agosto de 1990 y diciembre de 1994, las zonas francas declararon un ascenso del valor agregado de 2.5% a 3.8% del Producto Interno Bruto y de 13.9% al 20.5% en el Producto Interno Bruto manufacturero. Afirman que han generado divisas del 20.75 al 63% del del valor de las exportaciones, del 15 al 20% de los ingresos por servicio y del 10% al 18% del valor de las importaciones. Todo un éxito empresarial. Aunque lo de la generación de divisas para el país sea un cuento de hadas por cuanto las materias primas entran bajo el llamado "régimen de internamiento" sin pagar tasas aduanales y salen en las mismas condiciones tras ser transformadas por el valor agregado del trabajo.

Cómo es fácil demostrar, en las operaciones de zona franca sólo el valor de la fuerza de trabajo se desploma de manera significativa ya que el salario mínimo legal por mes se contrae (a precios de 1987) de 68 pesos con 20 centavos en 1989 a 58 pesos en 1994 con una reducción absoluta de 10 pesos con 20 centavos y relativa de casi un 15%. Este salario significa el 17% del costo de la canasta de consumo de bienes y servicios vitales de una familia residente en Santo Domingo.

Estas operaciones de revalorización del capital a base de la disminución del salario para la realización de la cuota media de beneficios, determinó la presencia significativa de nuevas empresas que crecieron de 220 a 476 y el número de trabajadores de 122,946 a 163,974 en el período estudiado de 1989 a 1994. Hoy día, marzo de 1999, se calculan 190,000 los obreros de zona franca.

Estas ventajas comparativas de apropiar grandes márgenes de ganancias a partir de la plusvalía que genera una mano de obra barata, materias primas abundantes, exenciones fiscales estatales, transporte, almacenamiento y comunicación adecuada hace de la República Dominicana un centro de relocalización para la producción de empresas capitalistas. Lo mismo ocurre con otros países subdesarrollados que compiten entre sí ofertando cada quien la mano de obra más barata y los premios estatales de la eliminación de impuestos y la devaluación de las monedas locales.

Esta modalidad de la intensificación del trabajo no tiene nada que ver como dicen sus apologistas de razones de ciclo de producción o de producción flexible, sino de la implantación de un sistema de producción y comercialización de manufacturas, que arroja altos coeficientes de rentabilidad gracias a la contracción de costos por la intervención estatal, salarios bajos y seguridad de mercados por negociaciones internacionales. El capital fijo (maquinarias, materias primas y salarios) se reduce notablemente y cada dólar que invierten en la producción se multiplica por 17 vía una alta tasa cambiaria..

La diferencia entre la tarifa salarial legal mínima de la gran empresa nacional y la zona franca significa una pérdida de capacidad de consumo anual de nuestros trabajadores de unos 586 millones y de disminución de entradas al Estado de 46 millones de dólares.

La cuestión es que la competencia de las empresas de zona franca con las empresas nacionales se intensifica con la autorización presidencial para que por un lado puedan comercializar la producción en el mercado interno y por el otro porque han sido autorizados a participar en el TLC Centroamericano sin restricción alguna.

Zonas Francas: acrecientan dependencia de la nación y miseria del pueblo

Aunque los grandes titulares de prensa concentraron en 1986 su atención en la información del embajador de los Estados Unidos, Paul Taylor anunciando que la Agencia Internacional de Desarrollo -AID- donaría 32.4 millones de dólares para las zonas francas, la cruda realidad confirma que en apenas unos cuantos días, todos los dominicanos pagaron más que esa suma al capital monopolista extranjero como consecuencia del restablecimiento del mercado paralelo de divisas y la deavaluación de la moneda por el gobierno de Balaguer.

La cuestión es que, amenazado el gobierno por los magnates de las zonas francas de que abandonarían el país (10,000 obreros despedidos de la zona franca de Santiago es una muestra bien contundente) si no eran compensados por el aumento del gasto de capital variable a cuenta del alza del salario mínimo a los 700 pesos, Balaguer ordenó al gobernador del Banco Central, William Caram dejar flotar la prima del dólar para darle la oportunidad a los monopolistas de vender sus dólares por encima del 8x1; en un virtual subsidio de los dominicanos al capital monopolista norteamericano.

Eso explica que Adozona (Asociación Dominicana de Zonas Francas), haya asumido la increíble actitud de protestar por que el Comité Nacional de Salarios fijó el salario mínimo de esas empresas en 650 pesos y no en 700. Esa situacion es lo suficientemente gráfica para demostrar que en vez de integrar las "maquiladoras (industrias de procesamiento de importanción-explotación) a la industria nacional como dijo el embajador americano Taylor, para producir un supuesto desarrollo, en realidad lo que se produce es el reforzamiento del carácter esclavista de las economías con respecto a las metrópolis. En ese sentido las argumentaciones presentadas por mister Taylor no sólo chocan con la realidad dominicana sino también que son las mismas que se utilizaron en Puerto Rico para justificar en 1947 la "Operación Manos a la Obra" que pretendia convertir a esa colonia en una "vitrina" para el Continente:

 

  1. Así no es verdad que la inversión exterior habría de proveer la base para el "despegue" de un proceso de desarrollo autosustentado, en tanto que serviría de estímulo para las inversiones de capital local y ayudaría a la formación y acumulación de capital.
  2. Tampoco que la orientación de la producción hacia la exportación de la nuevas industrias contrarrestaría tendencias deficitarias en la balanza de pagos y contribuiría así al proceso de formación interna de capital y
  3. Ni mucho menos que la industrialización crearía empleos bien remunerados en cantidades adecuadas a las necesidades del país de forma que las condiciones de vida de la población trabajadoras en general mejorarían. La experiencia tanto allá como aquí dicen todo lo contrario.

 

Al importar los insumos y exportar sus productos las maquiladoras o empresas de zonas francas, establecen un carácter circular que dificulta el eslabonamiento o conexión con la industria local. Por el contrario, existe poca experiencia práctica de que la industria nacional pueda ofrecer insumos, materias primas o productos terminados como afirmó el hombre de empresa George Arzeno Brugal, quien no sabía lo que se le venía encima, para hacerle coro a mister Taylor, porque no pueden competir en tecnología ni en acumulación de capital, ni acceso al capital financiero o bancario con las empresas matrices norteamericanas. Quizás puedan ofrecer algunos servicios. Pero no hay pruebas de crecimiento de la industria local ni de la expansión del mercado interno a consecuencia de las zonas francas.

Por el contrario, la litis desatada entre FRUDOCA, un ampresa norteamericana productora de piña y la Cartonera Hernández de debió a que la última reclamaba el derecho a producir las cajas para envasar la fruta para exportación y la primera insistía en importarla desde una subsidiaria en Centro-américa.

Para Puerto Rico el Informe Krepps es bien contundente: "bajo la estructura económica actual las subsidiarias norteamericanas en Puerto Rico aparecen reducidas a meras "unidades de producción" cuya función principal es la de minimizar los costos y gastos innecesarios (wastages) de producción para la corporación. Las industrias (subsidiarias) locales no enfatizan en sus operaciones la compra de insumos producidos localmente ni la distribución y venta (en el mercado local) de sus productos. Estas (las subsidiarias) se mantienen dependientes de la compañía madre, que tiene poco conocimiento del mercado local... Como resultado de esto, la mayoría de estas firmas importan sus materias primas y exportan casi toda su producción. Esto limita el potencial para (desarrollar) eslabonamientos (backward and forward linkages), y el proceso industrial en Puerto Rico no está verticalmente integrado, a pesar del tremendo aumento en la producción industrial durante los últimos 30 años". (Informe del Departamento de Comercio del gobierno federal de los E.U.).

Otro informe sobre el caso de Puerto Rico indica que a los pocos años el 90% de la industria nativa pasó a depender del capital norteamericano. Y lo que es peor: se produjo un aumento significativo tanto de la deuda externa pública y privada así como un crecimiento importante también del gasto público. Eso se debió entre otras cosas al aumento del gasto en la importación de bienes de capital, al gasto público para la construcción de las infraestructuras que conlleva el uso de divisas para el pago de la deuda pública y sobre todo a que hay que otorgar divisas para ganancias repatriadas, pago de intereses y regalías a las compañías extranjeras. Por ejemplo la deuda pública en Puerto Rico aumento de 41.5 millones en 1954 a 8 billones en 1982.

Pero el aspecto más significativo de la experiencia de Puerto Rico es que las zonas francas o maquiladoras no eliminaron el desempleo sino que lo ampliaron. Apesar de que emigraron unos 50,000 personas al año desde 1954 la tasa de desempleo registrada en 1970 fue del 20%. ¿Porqué sucede eso? Los empleos generados por las maquiladoras fueron insuficientes para compensar la pérdida de empleos en la agricultura en vista de que como la producción industrial y la agrícola se destinan para el mercado internacional y por lo general la cuota media de ganancias es superior en la industria, se estimula la concentración de capitales en la primera y a la inversa en la agricultura afectando sus niveles de producción y productividad; provocando el desplazamiento de una gran masa rural hacia las ciudades que posteriormente emigraron hacia los Estados Unidos.

Este caso ya se está efectuando en la República Dominicana. En cuanto a la mejoría de la calidad de vida, nada más falso. Se acepta en nuestro país un salario mínimo de 700 pero se empuja una inflación que en 4 años se acerca al 400%.

El resultado puertorriqueño es demoledor. Dos millones viviendo en condiciones miserables en los E.U., un nivel de desempleo del 20% y el 50% de las familias dependiendo de los programas de subsidios para la alimentación. Todo indica entonces que la Iniciativa de la Cuenca del Caribe -ICC- aprobada en 1983 y convertida en Ley Pública 98-76 en 1984, que es el marco jurídico para las zonas francas en el Caribe, está condenada al fracaso de la misma manera que fracasó en Puerto Rico la "Operación Manos a la Obra". En vez de producir desarrollo encadenó más a la metrópoli.

 

Represión: ningún derecho a la organización sindical y la creación de las listas negras

 

Como en toda contradicción, toda acción produce una reacción. Los obreros de zona franca, apesar de su juventud como clase y baja conciencia se ve impulsada a participar en la primera forma de la lucha de clase, la lucha económica o sindical. Empero la represión patronal es dura. No se permite la libertad sindical a pesar de la vigencia de una Ley del Trabajo que contempla la libertad sindical, el derecho al pacto colectivo y la inamovilidad sindical de por los menos cinco dirigentes por cada sindicato. Sencillamente en zona franca no se permite el sindicato y la policía local actúa reforzando esta violación a la Ley dominicana. Los activistas sindicales son cancelados de inmediato y sus nombres inscritos en listas negras, lo cual significa que no encontrarán empleo en ninguna de las 486 empresas diseminadas en el país.

Como algo excepcional la Central Nacional de Trabajadores Dominicanos afiliada a la AFL-CIO tiene derecho a formar sindicatos en la Zona Franca de Haina, específicamente en una pequeña planta de la Westinghouse. Esos sindicatos, desde luego, son amarillos y solo llegan hasta donde indica la AFL-CIO y el agregado laboral de la embajada de los Estados Unidos.

 

Conclusiones: Vivimos a época del imperialismo con la caracterización que ya había advertido Lenin de la hegemonía del capital financiero y la exportación de capitales como la principal forma de expoliación capitalista. Que las formas de producción nuevas o viejas están impulsadas para la revalorización del capital y que por lo tanto para que el capital financiero conquiste la más alta cuota media de ganancias sin importar las consecuencias negativas de las crisis de producción del capital productivo. Que se avecina una época revolucionaria pero referida a la ley del desarrollo desigual.